Hoy solamente quería hacer una pequeña reflexión sobre mi pequeño odio a los finales. Odio los finales, bueno, casi todos los finales. Dejemoslo en 'odio la mayoría de los finales'.
Odio cuando al cogerle cariño a unos personajes, el libro, la película o la serie se acaba. ¿Y si quiero saber cómo les ha ido en el futuro qué? ¿Y si Bridget Jones vuelve a quedarse sola? ¿Y si Bambi de mayor muere como su madre?
Odio el final de las vacaciones [este año odio el final de las vacaciones de mis amigos porque a mi aún me quedan para rato :P] tanto como odié en su momento el final de la ruta de verano.
Odio cuando llega el final de un ciclo estudiantil [no sé como escribirlo para que no suene repelente], esas caras que veías a diario que en mayor o menor medida han influido en tu vida durante un periodo de tiempo y a los cuales sabes que, la mayoria, no volverás a ver jamás a menos que sea por casualidad.
Odio el final de una fiesta cuando todo el mundo vuelve a su casa y yo me quedo con ganas de más.
Odio el final de una amistad, sobretodo odio el final no explícito de una amistad, cuando simplemente la amistad se diluye en el tiempo hasta desaparecer.
Odio cuando ya no hay amor, odio ese sentimiento de cariño debido al tiempo pasado que sólo sirve para recordar que has cambiado/madurado/añade-lo-que-creas-conveniente.
Odio hasta cuando se me acaba el champú y tengo que usar cualquier otro de los que hay por casa.
Aunque a veces los nuevos principios valen tanto la pena, que bien valen un triste [y odiado] final. Entre ellos el del champú :)
Editado el día 11/09. Esto me pasa por hablar... hoy se me ha acabado MI gel, MI champú y MI acondicionador. ¿Justicia divina?